Los libros han sido una gran fuente de enriquecimiento personal a lo largo de toda la historia. Los mismos han creado mundos fantásticos en las mentes de los lectores, creando en ellos la facultad de desarrollar la creatividad e imaginación. Esto es positivo ya que socialmente las personas más lectoras aportan más con la comunidad.
La lectura es esencial en el desarrollo cognitivo de las personas y específicamente de los niños, a quienes se les debe implementar este hábito para que en el futuro sean gente productiva para la sociedad en la que se desenvuelven.
Lamentablemente la industria editorial, como casi todo en nuestro mundo capitalista y globalizado, se ha vuelto una mercancía la cual crea diversas empresas y hasta monopolios, que administran a su antojo la difusión y distribución del conocimiento. Esto ha perjudicado gravemente la libre compra y venta de textos. Además en países como el nuestro, el Ecuador, los libros alcanzan precios poco accesibles para la clase media y baja, lo que limita el poder de instrucción o de simple deleite en estas clases.
Los gobiernos deben crear políticas que permitan un acceso mas amplio de la población pues se debe tener en cuenta que la educación es la base de toda sociedad bien estructurada. El problema de las editoriales también pasa por la falta de una cultura literaria latinoamericana, siendo que esta región del globo produce autores que han impuesto nuevos modelos a nivel mundial, no los apreciamos como deberíamos, es más la literatura ecuatoriana es muy reconocida y los mismos ecuatorianos no hacemos de la literatura un foco de identidad.
En lo posterior se debe implementar una educación en donde la lectura no sea vista como una práctica tediosa, sino como un elemento necesario para desarrollarnos de mejor manera.
Pamela Minda Herrera
jueves, 1 de julio de 2010
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